A pesar de que la evidencia
científica vigente sugiere que las
vacunas no causan autismo, aproximadamente un tercio de los padres siguen
expresando preocupación por esa inexistente posibilidad, de hecho casi 1 de cada 10 padres se niegan o retrasan
las vacunas porque creen que es más seguro. Una preocupación principal para
estos es el número de vacunas administradas, tanto en un solo día y de forma
acumulativa en los primeros 2 años de vida. En un nuevo estudio, publicado en The Journal
of Pediatrics, los investigadores llegaron a la conclusión de que no existe
una asociación entre la recepción de "demasiadas vacunas en poco
tiempo" y autismo.
El Dr. Frank DeStefano y sus
colegas de los CDC y Abt Associates, Inc. analizaron los datos de 256 niños con
trastorno del espectro autista (TEA) y 752 niños sin TEA (nacidos entre 1994 y
1999) de 3 organizaciones de atención médica. Miraron la exposición acumulada a
los antígenos de cada niño, las sustancias de las vacunas que causan que el
sistema inmunológico del cuerpo a produzca anticuerpos para combatir la
enfermedad, y el número máximo de antígenos que cada niño recibió en un solo
día de la vacunación.
Los investigadores determinaron
el número total de antígenos añadiendo el número de diferentes antígenos en
todas las vacunas que cada niño recibe en un día, así como todas las vacunas
que cada niño recibió hasta los 2 años de edad. Los autores encontraron que los
antígenos totales de vacunas recibidas hasta los 2 años de edad, o el número
máximo recibidas en un solo día, fue la misma entre los niños con y sin TEA.
Tampoco se detectó ninguna
asociación cuando se evaluó la exposición acumulativa desde el nacimiento hasta
los 3 meses, desde el nacimiento hasta los 7 meses, o desde el nacimiento hasta
los 2 años, o como máximo de exposición en un solo día durante los 3 períodos
de tiempo.
Estos resultados indican que las preocupaciones de los padres de que
sus hijos están recibiendo demasiadas vacunas en los primeros 2 años de vida o
demasiadas vacunas en una sola visita al médico no son compatibles en cuanto a
un mayor riesgo de autismo.
Aunque la rutina de calendario de
vacunación infantil actual contiene más vacunas que el programa a finales de
1990, el número máximo de antígenos que un niño puede estar expuesto a los 2
años de edad en 2013 es de 315, frente a varios miles a finales de 1990.
El sistema inmunológico de un
bebé es capaz de responder a una gran cantidad de estímulos y, desde el momento
de nacer, los bebés están expuestos a cientos de virus y un sinnúmero de
antígenos fuera de la vacunación. Según los autores, "La posibilidad de
que la estimulación inmunológica de las vacunas durante los primeros 2 años de
vida podría estar relacionada con el desarrollo de los TEA no está bien apoyada
por lo que se sabe acerca de la neurobiología de los trastornos del espectro
autista." En 2004, un examen
exhaustivo hecho por el Instituto de Medicina concluyó que no hay una
relación causal entre ciertos tipos de vacunas y el autismo, y este estudio
apoya esta conclusión.
Ya saben, no hay motivo alguno
para preocuparse, la vacunación infantil no es un riesgo, muy por el contrario,
contribuye a una mejor calidad de vida para sus hijos.
Alexis Rebolledo C.,
sociólogo
Twitter: @el_alexis
---
Fuentes:
1.
Increasing
Exposure to Antibody-Stimulating Proteins and Polysaccharides in Vaccines Is
Not Associated with Risk of Autism. (doi:10.1016/j.jpeds.2013.02.001)
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